lunes, 28 de noviembre de 2011

920

Fingí perder las llaves del reino de la realidad en una bolsa fabricada por mi falta de cordura , por motivos que ni la más remota de las esquina de mi conciencia podría conocer. Esperar ver el alba entrando por tu ventana para iluminar ¿qué? que no se pueden perder las llaves de la realidad. Cruzando por la puerta de tu escondite ese empaque irreal no tuvo más salida que estrellarse contra mi cara para explicarme que ''Here we go again'' estás soñado con lo mismo. Con quién. No existe. Despertar de un coma profundo, sin inmunidad, ya no nadamos, escalo por la más alta montaña. Por un riesgo que tomé y ahora por falta de tiempo las manecillas del reloj lo consumen, que más da. Quinze Jours.

Encontrarle.

Nunca pensé encontrarle y tal vez por la falta de palabras que atrapan como cadenas, descartaba la posibilidad de atarme en otra manera. Sólo con poder mirarle puedo entender la más grande lección, no necesito palabras y promesas que momentáneamente nos encarcelarán, son esposas del tiempo. Es importante descubrir que le encontré porque me encontró sin poder decirle quién era yo. Sin contarle que tanto creía era yo, sólo me encontró y ''you brought me to life''. Le podré tal vez contar algún día la magia que le adorna, le podré contar tal vez a cerca de su encanto y sin condenarlo a una promesa temporal todo lo que usted me ha permitido encontrar.

10/20/11

miércoles, 6 de julio de 2011

Estúpido.

“Entre el tedio y la osadía me atrevo a escribirle María. Han pasado los años y la distancia cruel no era gentil en traerla a mi lado (…) ’’







El mensaje en la botella decía, la botella que encontré en la playa del puerto en el que te vi partir. El sol estaba bajando y la brisa helada venía acompañando el silbido del aire que me contaba con nostalgia de días que tal vez no regresarían. Y pensé en María, que nunca recibió su estúpido mensaje en la botella y en mí, que nunca recibiría esos besos que me dejaste en el cajón, para cuando estuvieras ausente.
Estúpido cajón, estúpida ausencia. Cuánto más tardaría en llenarse o tal vez en desvanecerse con el color de cada nuevo amanecer. El sol cayó y el viento ya no era amable, el viento estaba gritando y yo demasiado sorda para querer entender lo que a gritos pintaba mi realidad.
‘’Y surcarías los mares a mi lado, lo siento pirata’’. Y nadie comprendía, pensamientos enterrados entre los millones de granos de arena. Estúpida arena que termino enterrándome a mí, bajo el castillo que le construí a ella en esa misma playa, se lo llevó una ola. Estúpida ola.
Estúpidos cuentos que inventa la mente para contarle a la sombra de cosas que te llevaste contigo en la mudanza, sin preguntarme. La habitación quedó sola, la cama vacía como yo, la casa llena de fantasmas y manías, esas de extrañarte. Estúpida manía la mía de extrañarte.
Entonces el sol ya no estaba y yo caminaba a casa, te vi cruzando la entrada de tu barco, y lo último que pude registrar en mi memoria fue tu espalda, ahora sólo con tu olor, tu espalda y yo decoro los salones de mi hogar. Estúpido hogar, estúpido yo y más estúpidas letras que no te traen de regreso.



‘’Pero recuerda, que no me haces falta.
Sólo extraño los momentos que perdimos jugando al ajedrez humano.
El color azul nostalgia que dejabas en mis ojos cuando se te antojaba.
La forma en que acariciabas mi labios con la punta de tus dedos’’.



Estúpidos días difíciles recordando como la playa te vio partir.


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domingo, 26 de junio de 2011

Último día.

Las 3, las tres me persiguen. Sólo que estamos de a parejas & esta vez nadie me acompaña. Tal vez me marche & sin decirle adiós. Tal vez no haya tiempo. Tal vez y no lo necesite. Tal vez me apegue a una canción para sacar una despedida a golpes de los ojos, del alma & la memoria. Ojalá que no fuera así. "Si te vas" hace rato. La razón le regaño de nuevo. Sólo & tal vez que ya no le extrañe. Sólo & tal vez que seguro que si. Sólo & tal vez no le pueda mirar los ojos de nuevo, ni sostenerle unos segundos entre los brazos para tener fuerza los próximos cinco años.
5 meses de condena no le han sido suficientes. "Está cansado ya de despedidas" ¿Cuáles? Sólo & tal vez que me recuerde siempre, sólo & tal vez que no. Le han robado. Sólo & tal vez me confundo, para saber que hablo de mi & de ti. Sólo & tal vez de ti un poco lejos, entre otros brazos & sin quedarse cinco minutos más aquí. Pero sin embargo "yo no comprendo nada" ya lo sabes. Tengo un luto que se me cumple en 21 horas. Tengo un montón de números, pero sigo sin tenerte a ti. Sólo & tal vez cuando llegue al final de estas letras yo seguiré sin ti " en esta calle sin salida". Sólo & tal vez puedo cerrar los ojos e imaginar y aunque vea que soy todo lo que (no) quieres, mi mente se coloreara con la suma del color del cielo & el sol & aunque nunca "me coja la mano & me diga que sola no comprende la vida" ando en un laberinto tan enredado como lo que estás leyendo que sólo & tal vez nadie venga & te saque de aquí. Empiezo a despedirme, las velas se están consumiendo & en un rato más todo quedará negro, porque si sólo dijimos adiós con palabras. A mi dame un conmigo, un ya nos veremos qué. A mi dame, a mi no me des nada. Para mi quédate...

jueves, 16 de junio de 2011

Tal vez.

Ha pasado mucho tiempo. Pero no es tarde para contarte una historia, tal vez quieras escucharla, tal vez me mires como siempre & mi alma se caliente, sólo tal vez, podamos bailar bajo la lluvia de una noche de luna llena. Cada cosa en su lugar, cada cosa a su tiempo. Tú en mi tiempo, en el tiempo correcto, en el tiempo preciso. Tan poco tiempo, tanto de ti, tanto de tu magia, tanto de mi. Tanto de esto. Tanto & tan poco. Ha pasado el tiempo necesario para que cierta mirada haga cierta hormiga distraída caminar por mi torpe & colorada mejilla. Cierto destino, cierto maldito 14 que te puso a mi lado. Cierto & aquel. Detalles, dibujos, preguntas, mi ventana, tus sueños, mis sonrisas, tus detalles, tú. Hace tanto tiempo debí congelarte en mis letras, capturarte para que tal vez no volaras danzando al ritmo del viento, pero las nubes me contaron que no te irás, por un millonésimo precio te tengo & te agradezco. Porque me gusta, el nuevo clima, ese nuevo clima que contigo llegó a la ciudad por un buen rato. Y así ya el pronóstico que te acompañó ya no esté...tengo tu sonrisa en un rincón de mi salvapantallas.

domingo, 12 de junio de 2011

Quinze Jours

Ya con el tiempo perdido, perder unas cuantas letras más no será problema. Yo no le voy a hablar de princesas & finales felices, simplemente le voy a hablar a usted. Aunque no lo quiera, ni le guste. Tenemos un problema, le baje el sol & como no le calentó tanto a su gusto ahora me estoy quemando & qué. Después de inútiles despedidas, mil depresiones, unos cuantos tequilas & millones de cigarrillos consumados. Nos llego la hora. Al menos en la realidad. Porque a usted cualquiera le compro el condominio, tan barata & fugaz que se volvió. Porque tengo sentencia de muerte & sin importarle le puso aplazar en su lista de planes. Vivimos en la luna pero le quedo chica, nunca le fue suficiente & ya no hay nada por hacer. Tal vez en la próxima vida. Tal vez & que la luna no estaba tan llena o no había suficientes estrellas en el firmamento. No supe bien qué paso o con qué tiempo porque el reloj se me descompuso. Porque en su acción reacción la ausencia me borro de su localizador, pero ahora que me toca empacar en una maleta con cuanta carga que cargo a razón suya. Tengo que despedirme sin entender cómo. Perdió su batalla, su guerra, nuestra historia. Me condeno a un por siempre olvidándose de mi mortalidad. Y sigo en la lucha, en silencio, desde lejos, viéndola con tanta seguridad fracasar en su misión. Y ahora que estoy robando minutos ajenos, porque mi tiempo lo corto con tanta sutilidad, que seguí gastando extra tiempo por distraerme. Tal vez no la conozco, tal vez aún no despierto, tal vez tantas cosas que en mi cabeza no se ajustan, no caben, los circuitos no responden. Pero aun así tengo que despedirme, tarde pero hacerlo. Porque yo también estuve ahí, porque fui calor & frío, desespero, sueños, espera, abrazos, mariposas, besos. Fui todo lo que siempre quiso & nunca tomar. Porque yo también, porque hoy suelto su mano, porque sé que me devolveré otros dos pasos en unos cuantos dias, porque el amor sigue intacto & ando como un laberinto dando vueltas erradas para encontrar la salida así como para acabar este escrito. Hoy no tengo flores que me despidan, hoy tengo su silencio & mi tous les jours ...

domingo, 8 de mayo de 2011

Flores de despedida

Lichis

Eran las tres de la mañana Tamara y Martina se habían encontrado aquel día, sólo que esta vez Martina no había huido, quería tanto sostenerla en sus brazos, sentir su aroma, ver sus pestañas adornar esos grandes ojos que tanto le habían hecho soñar. Tenerla cerca y poder escuchar su risa, y contemplarla sin dolor, tal vez era la recompensa a algo que no tenía idea que. El día estaba soleado, eso hacía que sus ojos brillaran más. Como disfrutaba el brillo de sus ojos, las pausas que tomaba articular las palabras, incluso como movía sus manos para acomodar su pelo. Había pasado tanto tiempo y sin embargo era como si ni un sólo día se hubiera interpuesto entre sus historias.

Las horas pasaron tan rápido, que tal vez no fueron suficientes para todas las cosas que Martina quiso decir, pero que en realidad no pronunció ni una sola. Tal vez sus ojos hacían reflejos de todas las palabras que en el tintero y tal vez comprendió que así sería más fácil, todo lo que no se dice tiene la cualidad de ser mejor escuchado.

El sol iba bajando & Martina sabía que el tiempo se iba acabando, era como si hubiera comprado un pedazo de esa infinita magnitud y que esta llegaba a su fin. Sabía que unos minutos, Tamara cruzaría la calle y seguramente no la volvería a ver. Su silencio había pronunciado cada detalle, prudentemente en su cabeza deseo tenerla como siempre, caminando de su mano pero no podía. Prudencia no lo permitía y cordura aseguraba que no sería buena idea. Gente grata y estos finales ingratos. Final. Que miedo.

El tiempo se agoto y tuvieron que despedirse de nuevo, decir adiós de nuevo era lo de menos, en muchas oportunidades, lo difícil sería saber era a donde iría luego de despedirla o tal vez seguir su camino sin mirar hacia atrás y correr para detenerla, mirarla y decirle. Ven, vamos hay que huir. Una estrella fugaz me dijo que teníamos que luchar. Pero Martina no podía decir nada, sólo la miro abrió la boca pero ningún saludo salió articulado. La valentía se le había ido navegando en el barquito de papel, que había construido hace rato para navegar en la tormenta pasada. La sensatez era su droga ahora y debía respetar.

Le pidió que se cuidara que por favor no dejará nunca de ser feliz, tal vez sólo así sería completo su remedo de felicidad junto a ella.

-Siempre te imagine, despertando en la mañana a mi lado y yo pidiéndote que no fueras a trabajar. Te imagine corriendo por los pasillos de la casa, en el jardín jugando con el perro, el gato y los niños. En un día soleado sobre el pasto, queriendo alcanzar las nubes, en las noches con un par de velas y una cena improvisada. En la playa, caminando, en el bosque corriendo, Leyendo tus labios a lo lejos, escuchando tus miradas, sintiendo tus latidos, dejando todo a tu lado.

-¿Martina?

Martina se había quedado mirando a lo lejos pensando en que decir.

-No te vayas, cruza la calle conmigo, quédate. Mírame…

-Cuídate.

Le dio un beso en la mejilla y guardo su aroma para siempre en la memoria.

-Te amo susurro. Hasta siempre.

Martina caminó y caminó, hasta que se sintiera segura que si miraba atrás ninguna imprudencia sería cometida, camino y camino y supo que jamás nadie borraría a Tamara de su vida.

sábado, 7 de mayo de 2011

Flores de despedida

Caféine





Martina caminó agitada & quiso mirar atrás, pero no pudo. Tamara se había quedado con la boca llena de palabras y ella con sus ojos llenos de lágrimas de aire. Tomó un taxi, tenía una cita con cierta chica pasada, con cierta María de sus historias, con cierto extraño en la feria local. Tan extraña & la vez tan propia de sus sueños que le resultaba bastante cómoda de sentir. Sus le recordaban una primavera de vidas pasadas, que moría por repetir. Un tiempo atrás Martina buscaba forma en sus letras, al fantasma que paseaba en sus sueños. Y decidió que María era quién mejor color le daba a tal vacante. Había dejado de confiar en la gente que se enamoraba con una mirada, por eso no confiaba en sí misma. Luego de separarse de Tamara había pasado por tantos amores baratos, de una sola noche, que parecían haber sido cortados de un libro de manualidades, tan simples, que en su agenda rebosante de compromisos había tachado cualquier cita con esos seres de papel.

“…Te espere tanto María” se dijo al llegar al café donde se encontraron, Martina tenía miedo, puso sus pupilas en ella y su mirada se le quedo en los ojos, la saludó con un beso en la mejilla y le pidió que la acompañara por un cigarrillo, tenía tantos nervios que se sentía como en una cita adolescente, no podía mirarla así que se concentro en el humo que expedía su cigarrillo, le pregunto qué tal estaba y entablaron una conversación llena de anécdotas triviales. Martina se concentraba en sus manos, sus uñas y aprovechaba cualquier descuido de María para poder mirarla y sonreír. La tarde transcurrió, en la ciudad helaba pero esta extraña le dio todo el calor que el alma de Martina pudo necesitar por aquella época. María tenía que marcharse, ella quiso gritarle no te marches, quédate cinco minutos más, algo le dijo que no debía.
Martina regresó a casa con una extraña en la mitad de su pecho y espalda, tal vez yo no tendría que buscar cada noche en sus cuentos al fantasma caminante de sus sueños, pero debía cuidar su espalda. A la hora de dormir Martina, quiso recordar el rostro de María y no lo logro, sólo veía aquel par de ojos gitanos, misteriosos, precisos, lúgubres y tan brillantes como sólo unos antes.



Martina y María siguieron descubriendo un camino por delante. Risas, promesas, nubes, sol “ganas de esperarte un poquito más”. Pero María caminando en su cabeza no era cómodo para ella, los momentos que compartían eran tan fugaces, que Martina no podía recordar aún su rostro, que algún individuo en su conciencia le gritaba que no, pero su corazón ya en llamas no tenía vuelta atrás. Atrapada en sus besos, en la seguridad de sus brazos, en la infinitud de su sonrisa y la perfección de sus ojos. Que se decía a sí misma como no podía pasar nada, otro amor barato tenía cara de ser. De repente, una brisa vino y le dijo “Martina ten cuidado” y su paz se fue por la calle hacía al mar. La calma fue en otra excursión de placer, llevándose a cordura de la mano. Entonces tal vez nunca debió querer abrazarla por siempre, para tener que recordarla como ese amor de feria que estuvo en la ciudad por poco tiempo y debió marcharse, para entender que María no era un amor barato de papel, era, no sabe lo que era.

lunes, 21 de marzo de 2011

Flores de despedida.

Lirios





Ha pasado mucho tiempo, que vaina...” Martina empezó a leer en un arrugado papel que encontró en un cajón donde estaba buscando una caja de fósforos para encender su cigarro. Estaba cansada y no recordaba un día cercano de una noche placentera de sueño. Sus párpados le pesaban, a pesar de lucir como una hermosa joven de 25 años su alma había envejecido con tanta rapidez que no entendía cuándo había sucedido esto. Cerró los ojos y encontró la respuesta, ese momento en el que unas tijeras doradas habían cortada la delgada línea del destino. Tuvo un nudo en su garganta y sus manos empezaron a sudar. Durante cinco años no había recordado ese momento, a pesar de vivir con el peso de ese día en su mente. Martina volvió a cerrar los ojos, tratando de que esa acción borrara ese recuerdo, no obtuvo resultado.
Enojada con sí, encendió su cigarrillo y vio el humo azul salir sentía que su alma estaba en el cuerpo equivocado, no quería tener tan claro ese momento en su mente. Aspiró un poco más y el sabor a nicotina la transportaron un poco a aquellos besos llenos de veneno. Se dijo -no más- Y encendió la radio, el locutor comentaba que su franja estaba por terminar, estaba listo a recibir las últimas llamadas de los desesperados oyentes buscando a sus familiares. Un hombre empezó a hablar. Martina no prestó mucha atención, no solía escuchar la radio, estaba tan lejos de casa que no había perdido contacto alguno con la realidad de su país.
El hombre siguió hablando, era una voz tan voz tan familiar que le dio una extraña sensación en la espalda. Pensó que estaba demasiado perturbada por encontrarse con ese recuerdo navegando en su mente, que se dijo con cierta gracia que estaba alterada y cualquier cosa le nublaría la mente.


Aspiró su cigarrillo que ya se acababa y escuchó que el hombre en la radio buscaba a alguien con su nombre y pensó que no era la única con ese feo nombre, algo de pesar pasó por su mente se sintió identificada y empezó a prestar atención. El hombre en la radio comentaba que hace cinco años estaba buscando a esta mujer Martina, había partido hacia otro país y nunca más tuvo rastros de ella.

Pidió que por favor si alguien sabía de ella se comunicaran a sus líneas telefónicas. Martina anoto el número sin saber porqué y sintió que el nudo en su garganta se tensionaba mas. Bajó a su cocina se sirvió un trago de vodka y empezó a pensar que llevaba mucho tiempo lejos de casa, perdiendo contacto con las personas que nunca había pensado dejar & ese papel encontrado en su cajón, pasó por sus ojos de nuevo.
Lo había metido entre el bolsillo de su pantalón así que continuó leyendo. Le pareció muy gracioso como en su temprana juventud había aventurado tanto acerca del futuro y lo perfecto que sería. Nunca pensó que sus planes fracasarían, tenía tantos lujos ahora, sin embargo nada se comparaba a lo que en aquella época tuvo. Se puso de pie, cerró los ojos, movió su cuello y pensó que era tarde debía descansar. Subió a su habitación, completamente desordenada como si un huracán hubiera pasado tan solo por allí. Se recostó en la cama y pensó en cuanta falta le hacía una compañía a la hora de dormir y ahora ese horrible frío se había trasladado a su estomago. Se consumió en el mar de recuerdos que la ahogaban y cayó en un sueño en el que no caía hace meses.
Tamara corría entre los charcos dejados por el reciente aguacero, sostenía su guitarra en una mano y de la otra me sostenía a mí. La lluvia no importaba, mientras las cuerdas de la guitarra no se rompieran, todo estaría bien. El viento soplaba y mi pelo bailaba al ritmo de sus silbidos, era la sinfonía perfecta, tus manos, las notas de la guitarra y mi pelo que bailaba. Tuvimos días de sol, de lluvia, de sueños, de total oscuridad. Pero los teníamos. Tan invencibles como siempre. La piel de Tamara susurraba siempre. Mis sentidos se desprendían a su



contacto. Las noches llegaban, pero la oscuridad era tan solo un ingrediente a nuestra locura, a nuestros picos de amor. Los ojos de Tamara,iluminaban las noches, mis días, mis caídas, iluminaba la vieja estación de trenes.

Martina se despertó confundida. Era la madrugada y el sol se burlaba de su reciente estado de ánimo, era tan brillante que le preocupaba, que la cercanía con él fuera a quemar su piel. Bajó a la cocina tomo unas cuantas tazas de café y su agenda a la derecha le recordó que estaba rebosando de compromisos. Tomo una fría ducha, era un día extraño, el clima de la semana había sido constante y de repente aquel satírico sol auguraba que lo venidero no sería algo que Martina quisiera vivir. Salió de su casa con la sensación de que no regresaría. La rutina la agobiaba. Caminando por la calle, una mano la detuvo, sin saber cómo, porqué. Ahí estaba él.
Destellos pasados.
Un día vamos a estar lejos, en una montaña y no vamos a necesitar nada más. Un día una sinfonía de peces van a arrullar a los niños, un día sólo tú y yo. Un día un gato y un perro, un día sin ropa en el lago, un día bajo la luna, un día por siempre.
-Martina, no lo creía, no entendía.
La estación de trenes estaba sola, el tren número 14 acababa de partir, tenía unas flores en la mano, sus ojos inundándose en la tormenta de su vida y Tamara partiendo. No te vayas susurró. Ya no alcanza, mi tren me espera, mi oportunidad espera. El tren anuncio su partida, sus manos se desprendieron, el humo azul se desvaneció y ahora solo tenía sus flores. Llegando a casa a la montaña, sin peces, sin luna, con ropa.
Martina, volvió en sí.
-¡Martina!
Martina lo miró sin decir nada.




-¿Cómo estás?
Después de tanto tiempo, esa pregunta.
-Te he buscado.
Nunca volviste Tamara, tantos días a tu sombra y nunca regresaste, te espere en la estación de trenes, te espere en los charcos, en los árboles, en mis bolsillos y nunca volviste, nunca regresaste. Aquí estoy. No estás.
Martina se trago su parlamento.
-Bueno coincidencias.
Martina lo miró indiferente.
-Espera tengo algo que decirte.
-No tengo tiempo.
-Escúchame

-Hazlo tú.
Este es mi amor para ti, esto que es sólo tuyo, este que me enseño a ser, esto que me moldeo, esto que sólo te quiero dar a ti, éste que no puede estirar mas, este que no quiere soltar mas, este que no nada contra la corriente porque se le olvido nadar porque le indujeron la amnesia. No me sueltes.

-Tengo que irme, me esperan.
Martina trago de nuevo su parlamento.

domingo, 20 de marzo de 2011

A ti.

La luna haciendo estragos sobre la ciudad. Como no tengo a quien hablarle, te hablo a ti. A ti que no existes, a ti que vas a venir a rescatarme, pero tardas porque no encuentras la ruta. A ti que lo cruel te lo quitaron del genoma, que el desprecio no se asoma en tus ojos & la idea deslealtad no se pasea por tu cabeza ¿Dónde estás? Dónde están tus ojos que son sólo para mi, que tus manos no desean nada mas, que no esperas escuchar de nadie mas, que correr bajo la lluvia no tiene problema alguno, que tu mundo es mío & nadie mas podrá tenerlo. Han pasado unas cuantas horas & sigues sin aparecer ¿Dónde estás? Las lagrimas siguen cayendo & tú no estás. Te sigo hablando a ti que romperás mi rutina, que te quedaras horas escuchando sin importar si hay algo más que hacer, a ti que no existes. Todos están cuando hay que celebrar, tu estarás cuando no haya nadie, estarás hoy, que nadie se detiene a preguntar, que tu mano secara cada una de las lagrimas & con paciencia & mil muecas sacaras una sonrisa, a ti que no existes. La soledad no me funciona, pero si estarás para aniquilarla. Y así gasto horas, en un imaginario de ti, que en algún lado estás que no tardas & este mal pronostico reciente, muchos dicen que fin tendrá, mientras tanto espero a que tú tomes forma & ya no tenga que esperar más...